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Atrás quedaron los tiempos de los DVD, de las cintas VHS y de los discos BlueRay para ver nuestras películas favoritas. Ahora, gracias a plataformas como Hulu y Netflix, mirar películas es una experiencia tan simple que no necesitamos siquiera levantarnos del sillón. Con servicios como Uber y Lyft, cualquiera puede pedir un auto particular desde su teléfono. Gracias a Amazon, ya no es necesario recorrer todas las tiendas para encontrar los productos que usamos todos los días. Podemos comprarlos todos en un mismo sitio, recibirlos en nuestro domicilio y hasta obtener un descuento.

La tecnología ha modificado y mejorado significativamente nuestro estilo de vida y la manera en que aprendemos. Se prevé que el mercado de tecnología para la educación crezca en un 17 % cada año y alcance los USD 252.000 millones en el 2020.

 

El aprendizaje de idiomas también se ha sumado a esta tendencia. Es probable que hayas visto muchas aplicaciones disponibles para aprender un nuevo idioma. Sin embargo, aunque también existan nuevas tecnologías para la educación, aún no han logrado revolucionar el aprendizaje de idiomas como podría haberse esperado.

Si ingresas a la App Store de Apple, verás que existen miles de aplicaciones que ofrecen enseñarte el idioma que quieras. ¿Pero qué pasa si estás por tener una entrevista de trabajo muy importante en otro idioma? O quizá tan solo quieres participar de una conversación sobre política en una cena. Cualquiera que sea el motivo, si necesitas usar un idioma nuevo para alcanzar objetivos específicos en el mundo real, las aplicaciones modernas quizá no sean la mejor opción.

¿Y qué pasa con las clases presenciales tradicionales? Muchos programas de idiomas han invertido en tecnología. Sin embargo, hay muchos otros que aún siguen apostando a los viejos métodos de enseñanza. El problema no es que los programas de idiomas no están utilizando la tecnología, sino que no la utilizan de manera eficaz.

La tecnología debe ayudar, no entorpecer, la tarea de quienes intentan aprender un idioma. Las plataformas digitales nos permiten acercar una variedad de contenidos mucho más amplia a un público global más numeroso que nunca. Si bien la tecnología no puede reemplazar el aspecto humano de la enseñanza de un idioma (no puede crear conversaciones auténticas, por ejemplo), sí puede cambiar de manera significativa el lugar y el momento en el que se recibe el contenido.

La tecnología es más eficaz para la enseñanza de idiomas cuando permite a los estudiantes enfrentar los desafíos que se les presentan día a día. Las plataformas de enseñanza de idiomas deben seguir el ejemplo de las grandes empresas de tecnología y brindar a los estudiantes lo que necesitan, en cualquier momento y lugar.